Como ya sabéis, Carlos Canal y Rosa S. Ramiro exponen en nuestra Galería hasta el próximo 3 de abril e inicia el taller  Recuperar la luz este próximo fin de semana.

Este texto, a modo de crónica, resume su conferencia inaugural, celebrada el jueves pasado en los boxes de AlCultura.

 

Dispare rápido doctor

Morir o morirse. No es lo mismo. Uno muere y ya está. Uno se muere y, a lo mejor, se salva. Nos enseñan a andar, a comer, a reproducirnos, pero nadie se preocupa de enseñarnos a morirnos. Sentir morirse con plenitud, qué difícil y qué maldito.

Si algún día me estoy muriendo le agradeceré a Rosa Sánchez Ramiro y Carlos Canal que la tarde del jueves pasado nos regalaran una lección magistral para emprender ese extraño viaje, y bien digo extraño por lo que tiene de ajeno a la vida que vivimos el hecho en sí de morirse.

Corría el año 2000, ella se dejó llevar por el juego que él, con la bata desabrochada y una cámara colgada al cuello, le propuso antes de realizarle el primer hemograma: ‘Recuperar la luz’ a través de la fotografía.

Rosa tenía 28 años, la carrera de Medicina lista y estrenaba una leucemia aguda de novo. Carlos era su médico hematólogo y le ofreció formar parte de su proyecto de fototerapia: una foto al día él, una ella y un texto posterior de la paciente para acompañarla.

Unas sencillas pautas que convirtieron las visitas de Carlos en una medicina para el alma, acompañante en ese camino de aprendizaje para el morirse, incómodo en nuestras convenciones culturales, marginado en brazos de las religiones y muy lejos de nuestra sanidad pública.

DIPTICO ROSA CARLOS

Serena y asombrosa, Rosa cuenta cómo ella siente que tuvo “la fortuna de caer gravemente enferma”. “Fui feliz estando enferma”, afirma con sosiego. La fototerapia le ayudó a “saldar las cuentas pendientes con sus abismos” a “deshacer nudos”, a naturalizar la enfermedad, algo que, como bien ejemplarizaba, no consiguieron sus padres, que todavía viven como un tabú hablar de “aquello tan malo que tú tuviste”.  “Haberme dejado sentir morir”, precisa, fue decisivo en su recuperación.

Así, Carlos Canal no desiste en defender el valor de la fotografía como un vehículo de diálogo perfecto para mejorar la relación médico-paciente, recuperar la identidad de este último y mejorar su calidad de vida. Una terapia respaldada por las corrientes médicas en Finlandia y Canadá pero ajena al interés de la comunidad científica española.

En palabras de Canal, la fotografía es una herramienta fundamental para profundizar y conocer la naturaleza humana, nos ayuda a organizar nuestro  mundo y a ordenar las cosas. De ahí la validez de este proyecto que se desarrolló con diez pacientes y que, 15 años después, sobrevive, de ciudad en ciudad, a modo de exposición, empapado de vigencia.

Rosa lo escribe precioso “Apretar el botón de la cámara, puso en marcha un mecanismo imparable”. Así que el jueves pasado en Alcultura, los de la UFCA aprendimos que sí, que sí, que morirse a gusto, es posible. Yo, desde luego, me apunto.

 

Texto: María del Mar Gomez | Fotografías: Rosa S. Ramiro (cabecera), Borja Gil y Alberto Galán